martes, 10 de noviembre de 2020

SOBRE LA FALTA DE COHERENCIA (publicado en facebook en mayo de 2018)


Siempre he pensado que pensamiento, palabra y acción deben mantenerse en equilibrio, si queremos hablar de coherencia y si pretendemos que los demás confíen en nosotros. Y es que, cuando pensamos analítica y autocríticamente, cuando transmitimos lo que analítica y autocríticamente pensamos y cuando hacemos lo que pensamos analítica y autocríticamente y comunicamos a los demás, solo entonces somos coherentes y solo entonces somos dignos de que los demás confíen en nosotros y nos tengan el más absoluto respeto. Y creo que los ciudadanos, que tenemos en nuestras manos el mejor instrumento de una democracia, que es nuestro voto, debemos pedir eso a nuestros representantes.
Porque no deberíamos permitir que nadie ensuciara la política, porque deberíamos exigir esa coherencia en quien hemos depositado nuestra confianza y porque nunca deberíamos olvidar que tenemos el poder y el derecho de cambiar nuestro voto cuando nos traicionan o nos sentimos traicionados.
Por eso me sorprende mucho, y me entristece aún más, que estemos convirtiendo la política en una actividad mafiosa. Y no porque eso sea lo que quieran los políticos, sino porque muchos así lo están entendiendo. Cuando se meten con los nuestros, arremetemos defendiendo lo indefendible y recurriendo al argumento falaz de “pues tú más”. Y no nos damos, o no nos queremos dar, cuenta de que así estamos perjudicando la esencia de aquello que hemos defendido. 
Cuando un político es incoherente no perjudica a sus adversarios, todo lo contrario. Más de uno se frotará las manos viendo caer a su enemigo en la más ingenua contradicción. Cuando un político es incoherente, perjudica (o debería perjudicar) a su partido porque sus votantes, si fueran críticos y exigentes, deberían decir: “No, hombre (o mujer), esto no es lo que nos habías contado”. Cuando un político es incoherente, debería ser castigado por sus votantes. Solo así sanearíamos la política y dejaríamos de hacer de esta actividad una lucha entre clanes.
Ayer escuché las noticias, en dos cadenas distintas, y en las dos informaron de la sentencia sobre las preferentes y en las dos informaron de la compra del chalé de Montero e Iglesias. No se usó una noticia para tapar otra, o al menos no tuve yo esa sensación. Se dieron ambas informaciones y allá cada cual con sus conclusiones. 
Pero creo que ver una injusticia en un tema no excluye ver una incoherencia en otro. Son dos cuestiones distintas y no debemos usar una para obviar la otra (porque eso es lo que criticamos cuando lo hacen, o creemos que lo hacen otros, ¿no?). Tampoco me gusta que se manipule a la ciudadanía planteándole el dilema de si deben votar a quienes desahucian o a quienes se hipotecan por una cantidad, para mí, inabarcable. ¿Tan mal estamos que tenemos que elegir entre una cosa y otra? ¿No es posible ser crítico con uno y con otro tema?
Personalmente pienso que en la vida no todos podemos tener lo mismo porque no todos hemos estudiado lo mismo, ni nos hemos preparado igual, ni somos igual de válidos, de inteligentes o de emprendedores. Por eso creo que un margen de desigualdad es justo y coherente. Y por eso no me molesta que haya personas que tengan mejores casas que yo, mejores coches o que puedan viajar todo lo que a mí me gustaría. Si lo que tienen, lo han conseguido honestamente, es justo que lo disfruten. 
Y por eso mismo he desconfiado siempre de quienes arremeten contra los ricos solo por el hecho de serlo y sin analizar de dónde les viene su riqueza. Y por eso también siempre me han producido rechazo las personas que agreden con palabras cargadas de odio y resentimiento a quienes han conseguido tener algo que ellos no tienen. Y, claro, por eso mismo, creo que hay que medir bien las palabras cuando se presenta uno para representar a otros, porque quizá con esas palabras, con ese discurso, lograron que otros depositaran la confianza en ellos. Y hay que estar muy ciegos, o hay que ser muy fan de alguien, para no ver una tremenda contradicción entre un discurso de no hace mucho y una actuación muy reciente. 
Y, personalmente, creo que debemos abrir los ojos, ver y mirar bien y no ser fan de nadie, sino ciudadanos críticos, responsables y exigentes. Nunca ha traído nada bueno a la sociedad el dogmatismo. No es bueno tener fe ciega en algo o en alguien, porque todos, absolutamente todos, podemos cometer errores y los errores se deben corregir, nunca justificar con otros errores.
Y, en fin, hoy me he ocupado de este tema porque no me siento preparada para hablar de las preferentes, (no porque me hayan hecho pensar que esto es más importante), porque no tengo conocimientos tan profundos de Derecho como para criticar la opinión de un juez y porque me parece una temeridad hablar de lo que no se sabe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

RUTA CIRCULAR POR LOS ALREDEDORES DE SOBRADILLO: CACHÓN DE LA DIABLA Y BERRIDO.

  Una de las excursiones más recomendables por las Arribes del Duero, siempre que se realice después de un período lluvioso. Cascadas impres...