El otro día hablaba de incoherencia, algo criticable sin lugar a dudas. Hoy voy a hablar de algo mucho más grave: corrupción.
Y si creo que los ciudadanos debemos pedir coherencia a nuestros políticos, es obvio que, bajo ningún concepto podemos tolerar la corrupción.
Por eso, allá donde la haya, hay que castigarla y quienes se hayan beneficiado de ella deben admitir su error y corregir. Y no se me ocurre más que una forma de hacerlo...
Ayer la justicia ha ganado mucho respeto (para mí nunca lo perdió).
Hoy es el momento de actuar, es la ocasión de regenerar la política, es la oportunidad de hacer renacer la esperanza en el pueblo.
Es la hora de pactar, de acercar posturas, de limar asperezas. Es la hora del cambio.
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