viernes, 7 de agosto de 2020

ROSA CÁNDIDA, de Audur Ava Ólafsdóttir

 La rosa de ocho pétalos, también llamada rosa polar, es la figura que describe el péndulo de Foucault para demostrar la rotación de la tierra. También en la Divina Comedia de Dante aparece el nombre de Cándida Rosa, para referirse a un lugar del paraíso. ¿Qué tiene esto que ver con la novela que nos ocupa? Todo o, tal vez, nada, porque la novela de Olafsdottir es una novela con muchos niveles de lectura. A unos puede parecer un cuento de niños, sin mucho fundamento, ni trascendencia; otros, pueden considerarla una profunda novela filosófica. De hecho, me consta que en algún instituto de secundaria la han recomendado como lectura obligatoria.

Rosa cándida es, en apariencia, una novela de viajes, que describe el recorrido que hace un joven de 22 años para llegar a un jardín en el que cultivar un ejemplar de rosa que su madre recientemente fallecida le ha dejado en herencia. Pero no se trata solo de un viaje en sentido geográfico sino, sobre todo, de un viaje iniciático para encontrarse a sí mismo y en búsqueda de la felicidad que se identifica con ese jardín en un lugar indeterminado que cada lector asimila a su paraíso personal.
Es una novela sensual, es un homenaje al mundo sensible. Recrea olores, sabores, texturas, vistas, sonidos. Es un libro que te hace sentir lo que la autora describe como si lo estuvieras percibiendo. Es una historia de amor que empieza por lo sensible antes de trascender a la intelectualidad. Y creo que de esta forma la autora  está enseñándonos a romper moldes. Nos rompe los moldes de la masculinidad creando un tipo de hombre nuevo, sensible, tierno y no por ello menos viril. Nos describe una relación que empieza por la concepción fortuita de un hijo y continúa por un acercamiento más íntimo entre la pareja que es capaz de comunicarse en un lenguaje sin palabras. Y es que el lenguaje, esos lenguajes minoritarios y alternativos tienen un reconocido espacio en la novela.
Personajes secundarios simbólicos, como esa actriz que comparte viaje con el protagonista y que es la receptora de las confesiones más íntimas del protagonista. Personajes que representan esos encuentros casuales que todos hemos tenido alguna vez, que comparten intensamente momentos de nuestra existencia , para luego desaparecer de ella.
Rosa cándida contiene también elementos autobiográficos. La autora ha querido reflejar en sus personajes esa inestabilidad islandesa que define un país y el carácter de sus habitantes. En la novela está también presente la religión. Tiene un tono místico, casi mágico, que acompaña la lectura y que se acentúa en la descripción de algunos personajes como la propia Flora Sol.
Hay una concepción optimista del ser humano que se extrae de las situaciones que vive el protagonista, en un lugar donde todos están dispuestos a ayudar, donde todos pueden confiar en todos y donde la maldad es casi inexistente.
Hay momentos prodigiosos en los que la autora con pocas, certeras y precisas palabras consigue transmitir el horror de un accidente. Y, sin embargo, otros en los que se detiene en descripciones que pueden parecer ñoñas o, cuando menos, innecesarias.
En fin, rosa cándida ha sido una lectura que nos ha dado para hablar durante unas dos horas y poder extraer las conclusiones que aquí aporto.

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