Leí este libro hace muchos años y lo recordaba como una de esas novelas que llevaría conmigo a una isla desierta si tuviera que elegir tres cosas. Hoy me apeteció releerlo y lo he disfrutado tanto como la primera vez.
La historia está ambientada en la URSS y, evidentemente, se aprecia la disconformidad de la autora con el régimen soviético. De hecho, ella la escribe desde Estados Unidos, país al que huyó por sus discrepancias políticas con el sistema comunista. Pero no es solo una crítica al comunismo sino a todos los regímenes totalitarios. Es un canto a la libertad y al valor del individuo frente a quienes quieren aplastar lo singular bajo el peso de la colectividad.
En el libro se aprecia la incoherencia que suele haber entre el modo de vida de los líderes de esta ideología y los valores que defienden, tema por cierto que está de suma actualidad. Y se aprecia también el desencanto de muchos que creyeron en el sistema.
Desde mi punto de vista, lo mejor de todo es el perfil psicológico de los personajes. Kira, una auténtica superviviente, fuerte, valiente, luchadora y capaz de todo por salvar a aquellos a los que ama. Es la prueba de que el valor de la vida está muy por encima de cualquier idea. Andrei, el firme defensor del comunismo, una persona íntegra que sucumbe ante su apasionado amor. Y Leo, el individuo anulado por el sistema, incapaz de soportar la pérdida de la libertad, incapaz de renunciar a sus privilegios burgueses.
Me parece una joya desde el punto de vista literario. Comulgo plenamente con la crítica al totalitarismo y la defensa de la libertad, y creo que este libro no va a gustar a los defensores de la ideología comunista.
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